24-06-2013 - (Gallego) Reuniones, amenazas, visitas, amagos de movilizaciones, recogidas de firmas. No paran. Los representantes del lobby de la escopeta, como tienen dedicación exclusiva a cuenta de los voluminosos ingresos por licencias federativas que les permiten mantener todo un equipo directivo en la Federación Galega de Caza, están volcados en defender un negocio que, año tras año, se les cae a pedazos.
Una desenfrenada y vergonzosa actividad para presionar al legislador que no se limita, como hicimos nosotros, a presentar alegaciones a la ley y esperar los resultados. No solo conocen las últimas versiones del proyecto de ley, sino que también saben qué enmiendas, presentadas por ellos, se han introducido y cuales no. No es que critiquemos su derecho a conocer la trayectoria de elaboración de la nueva normativa, es que ese derecho solo se lo han reconocido a ellos. A nosotros ni siquiera nos han respondido y mucho menos informado de las enmiendas solicitadas que han podido tener en cuenta. Ni tras haberlo solicitado expresamente. Mucho menos nos han concedido una sola de las muchas reuniones que, en contraste, ya han tenido con los directivos de la escopeta.